viernes, 3 de diciembre de 2010

Depredandose a uno mismo.

Corrupción en Miami, versión española, de ese tipo de películas malas que solo guardas para el domingo post sobremesa o pre siesta. Constitución Española, versión el patito feo, ese tipo de lecturas que pese a ser la base de nuestra sociedad, no llegarías ni a la segunda página. Y todo enlazado entre si en la nueva aceptación del capitalismo. La España de la transición, que pese a ser, en el momento, una gran victoria de la libertad, pasados 30 años de democracia, es insuficiente, vergonzosa, delirante, sometida, insostenible, irracional, vejatoria y de estamento conservador... Si te dirijes a ese mediocre y decadente porcentaje de nuestra sociedad que conoció los tiempos de la dictadura, la respuesta es siempre la misma, "este es el mejor sistema que ha conocido el SH", bueno, no estoy de acuerdo, quizá sea el menos malo, reconociendo virtudes, tal vez, el mejor entre todos los sistemas anteriores, pero en ningún caso, es el mejor, por lo menos si te consideras defensor de las libertades individuales del Ser Humano. El sistema, en demasiadas ocasiones injusto, sometido al poder de los movimientos masivos de capital, así, en la situacíon actual vemos como la respuesta del gobierno está estrictamente sujeta a los intereses del Ibex (las 35 empresas más grandes del país), Banco Santander, BBVA, Repsol YPF, Endesa, Iberdrola, El Cortes Inglés, etc.. Así las medidas de éste, gobierno capitalista, en sistema capitalista, en planeta globalizado, dan vueltas en circulo hacia ninguna parte, en una batalla frontal entre, decidir si cambiar el nombre del partido en el gobierno, bajar los pantalones y aplicar baselina en su corrupto trasero o aceptar que el sistema no funciona. Desbordados, no saben que destino elegir para 46 millones de personas. Pero esto va mucho mas hayá de nuestras fronteras. La realidad es que someter a la población a un mundo globalizado, donde el precio de un pais lo determina su valor en bolsa, subyugado por la megalomanía de corporaciones y especuladores, que convierten nuestras vidas en una montaña rusa, dejando a un lado el consumismo insostenible de los recursos del planeta, y la centralizacíon de toda la riqueza en un 10% de la población. Sin ninguna duda, el error fue ponerle precio, precio a todo. Señores, esto no es una crisis, se llama capitalismo.

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